Caminas sin pensar, a trochemoche,
sometido a la esclava servidumbre
que te impone el capricho por costumbre
porque cifras tu dicha en el derroche.
Practicas un consumo sin reproche
que imitas con ingenua mansedumbre
porque aspiras con ello ganar cumbre
en la escala social, triste fantoche.
Vienen corto tu esfuerzo y tu dinero
a tus largas y alegres pretensiones
de placeres y locas diversiones.
Te mueves por impulsos, prisionero
de un afán consumista a manos llenas
y, al moverte, te suenan las cadenas...
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