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domingo, 22 de agosto de 2010

LIBRO MENESTRA

Poca pluma y mucho plomo
dan a tu libro tal lastre
que fue tarea de sastre
confeccionar ese tomo
y, aunque intento, no sé cómo
leer libresco desastre.

Presumes de una faceta
sin ser un docto erudito,
lo delata tu delito
de una escritura obsoleta
y, aunque te sientas planeta,
no llegas ni a meteorito.

Prosa prosaica, reacia
a elegancias, galanuras...,
donde se ven las costuras
cosidas sin arte y gracia
de un sastre en total acracia
que no sabe composturas.

Porque el libro que has compuesto
a manera de menestra
a todo el mundo demuestra
que no estabas en tu puesto
y pone de manifiesto
que tu pluma no es maestra...

viernes, 20 de agosto de 2010

CAÍDA LIBRE

Buscaba algún abrazo...y fue de bruces
a caer... en los brazos de un fantoche;
se dejó conducir... a troche y moche,
por tener mucha marcha... y pocas luces.

Por tener poco seso en sus testuces,
abusaron del sexo hasta el derroche:
cochinadas sin frenos en el coche,
sin meter marcha atrás... en tantos cruces.

Nueve meses después..., pagó el peaje
por subir su libido de voltaje
una noche en un coche con un bruto.

Hoy prosigue su erótico rodaje
por burdeles de ambiente disoluto
sin su honor, sin su flor y sin su fruto.

miércoles, 11 de agosto de 2010

IGNORANCIA DISFRAZADA

Presumes de feliz porque es festivo
tu concepto vital y tu postura
y sufragas con creces la factura
por vivir a un nivel superlativo.

Un impulso febril, competitivo
te empuja a competir en compostura,
en consumo banal..., nunca en cultura,
y tus pies ya se salen del estribo.

Por postura social tan triunfalista,
ya no sabes vivir en consonancia
con tu ambiente y te apartas de la pista.

Tal vergüenza produce la ignorancia
que es, por eso, frecuente que se vista
con el traje falaz de la arrogancia.

sábado, 7 de agosto de 2010

A VALDECABALLEROS

A Fernando Calderón y Conchi Luengo,
por su defensa de lo extremeño.

No traiciones tu nombre y apellido;
¡eres "Valle"..., además "de Caballeros"!
consintiendo que emplacen en tus tierras
un rabioso y atómico avispero;
una planta de frutos nucleares
que emponzoñe tus vegas y veneros
y convierta las aguas de tus ríos
en rodantes, fluviales basureros.
Polvorín de furiosa dinamita
donde laten los átomos guerreros
-los protones, neutrones, electrones-
entre acero y cemento prisioneros.
Tú eres valle de paz y no de guerra.
de encinares, de mieses, de corderos...,
de un bucólico ambiente tan opuesto
a un atómico y vil estercolero.
Eres valle de gentes extremeñas
-labradores, pastores, jornaleros...-
que cultivan parcelas de esperanza
con sus recios esfuerzos, con esmero.
Este valle quisieran convertirlo
en un verde tapete, en un tablero
donde echarse una atómica partida
los magnates de luz y de dinero.
Con atómica y eléctrica energía,
su jugada defienden los logreros
y hasta juegan con trampas-amenazas
de subirnos recibos venideros.
Ellos buscan la luz..., pero con sombras
de amenazas, temores muy severos
sin contar en sus cuentas las personas
que no rentan el bolsa ni un entero.
Ellos quieren la luz en sus bolsillos
bajo forma radiante de dinero
y horizontes brillantes de intereses
en sus cuentas redondas como ceros.
Les importa muy poco nuestra vida
porque son empresarios y banqueros
que hipotecan, computan y programan
nuestra humilde existencia en sus ficheros.

Preguntad a Hiroshima y Nagasaki,
caballeros de Val-de-caballeros,
que os informen de atómicas memorias
y os presenten los datos verdaderos...

No se puede vivir bajo amenazas,
en estado angustioso y lastimero,
tal los bueyes capones, cabizbajos
en espera del fin, el matadero;
al continuo temor de algún chispazo,
de un escape imprevisto, traicionero
con su aliento flamígero, "omnicida"
que transforme este valle en un brasero.
No queremos regalo "luminoso",
tan brillante, costoso y lisonjero;
nos lo impide aceptar nuestra modestia
de extremeños tan serios, tan austeros.
No debemos tomar este paquete,
que es un premio más dignos de primeros,
los que están en cabeza de la fila,
no de aquellos que somos los postreros.
Caridad no queremos, sí justicia,
el empleo de ecuánime rasero
en reparto de bienes y de males,
no el injusto mendrugo limosnero;
porque estamos cansados de migajas
de gobiernos centrales, cicateros
que nos dan lo que sobra, la limosna,
lo que otros, más ricos, no quisieron.

No mancilles con átomos tu nombre
tan hermoso, tan noble, tan señero,
que no tenga sonidos de amenazas
ni figure en fatídicos ficheros
y rechaza guerreras resonancias
que recorran ruidosas tal reguero
de una pólvora atómica temida,
pregonando tu infamia al mundo entero.

Que tu valle se torne en cordillera
de protesta que llegue a los "luceros"
con un bosque de brazos que se opongan
a un fatal y nefasto desafuero.
Mi conciencia y mi pluma te acompañan
y te ayudan, tal grano a su granero,
a formar una unánime muralla
que detenga un proyecto tan grosero.
¡No hipoteques tu paz y tu futuro
por posibles mareas de dinero
y haz honor a tu nombre y apellido
que eres "Valle"..., además "de Caballeros"!

MI PARCA COSECHA

A finales de octubre y principios de otoño,
en un pueblo extremeño, yo inicié el primer llanto;
campesina familia con tan sólo un retoño
que creció con ternura, con esmero y encanto.

Aprendí desde niño por los pardos rastrojos
la lección de entereza de la agria agricultura
con dura disciplina de cardos y de abrojos
e inviernos y veranos de extrema dictadura.

Por paterno deseo, me pasé a otro cultivo,
la cultura de espíritu que nos lleva hacia arriba,
no por vana arrogancia ni estéril atractivo,
por docentes fervores e inquietud creativa.

El amor, viento loco, me arrancó de mi tierra
en mis años mociles hacia sitios extraños;
fue tan hondo el desgarro que su herida no cierra
y rezuma añoranzas, angustias, desengaños...

Después de soledades, de ausencias, de zozobras,
de sudores mentales y de esfuerzos prolijos,
mi cosecha es tan parca que son mis pobres obras
unos cuantos de árboles, tres libros y dos hijos.

Yo planté algunos árboles en mi pueblo en consuelo
de sentir más arraigo con sus hondas raíces,
por transplante de plantas de mis pies a otro suelo
cuyo extraño contacto las hacía infelices.

Y sembré en mis tres libros mis más caros recuerdos,
sin afanes de fama, de infecunda arrogancia;
sólo quise apartarlos de garras y de muerdos
del lobo del olvido, que acechaba a distancia.

Unos ojos muy claros y un pelo muy negro
en mi entraña prendieron el impulso paterno;
nuestro férvido amor tuvo sed de futuro
y dos frutos filiales nos dio el seno materno.

En mi tierra adoptiva, trabajo en la docencia,
con una vida austera, sin fiestas y sin fastos;
por un sentido ético, desprecio la apariencia
y, con sal del salario, me sufrago mis gastos.

Por honrado, por noble, por ser un bien nacido,
que sabe dar las gracias a quien le dio su mano,
a la fiel Cataluña me siento agradecido
y a cada hijo de ella lo miro como hermano.

Mas la ingrata distancia me aparta de mi gente,
tal un desierto inhóspito de estériles arenas,
me aleja de mi tierra, me agosta la corriente
de la savia de encina que corre por mis venas.

Con continuas visitas, me sedo las heridas;
con cultivo de versos, mis raíces me riego;
se me gastan las manos de tantas despedidas;
de tanto escribir versos, me estoy quedando ciego.

Me siento insatisfecho de mi escasa cosecha
y, por ello, prosigo mi trabajo a destajo,
con amor, con entrega, sin horario, sin fecha,
porque pasan los años...y no existe un atajo.

Procuro en mi trabajo pagar lo que recibo,
en un justo equilibrio de fiel de la balanza,
mas doy una propina... los versos que os escribo,
de forma generosa, sin cargo ni fianza.

Nada espero de nadie; ni me deben ni debo;
por hombre de provecho, cumplí con mis deberes;
me siento bien pagado con la vida que llevo
y el placer de ser útil a millares de seres.