Tal la tenaz y laboriosa hormiga
en vaivén estival por su sendero,
va colmando su pródigo granero
con los grávidos granos de la espiga.
Impasible al calor, a la fatiga
y a la ingrata angostez de su hormiguero,
a su afán se dedica por entero;
el trabajo sus penas le mitiga.
Con afanes afines, a diario,
se consagra el poeta a sus labores,
indolente al reloj y al calendario.
Con sisífico esfuerzo, con sudores,
verso a verso, compone su poemario
aunque no rente en bolsa de valores.
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