He venido de nuevo al veraneo
a ejercer ese "vicio" solitario:
componer unos versos de ordinario
por calmarme mis fieras como Orfeo.
Con sus dosis, me sedo mi deseo,
mi pasión literaria -¡mi calvario!-
sin que tengan efecto secundario
ni provoquen insomnio ni mareo.
Es deporte creativo y recreativo
que se juega sentado y de cabeza
y da un tono mental muy reflexivo...
Este juego me da gran agudeza,
me mantiene el espíritu en activo
y me quema reservas de... tristeza.
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