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miércoles, 30 de junio de 2010

A LA VIRGEN DE LOS HITOS ( Ermita de Jaraicejo)

A mi estimada amiga, paisana y vecina,
María González Toro, por su generosa
amistad.

“ Virgen Pura de los Hitos
de Torrejón caminera,
de San Blas eres vecina
y de Jaraicejo , Reina”.
(…)
( Copla popular de Jaraicejo)

Por la recta carretera,
yo voy del pueblo a la ermita
donde la Virgen Bendita
de los Hitos siempre espera.

Con la brisa mañanera
y el alma limpia y contrita,
yo voy ferviente a la cita
Contigo, Virgen señera.

Mi bici, fiel compañera,
mis esfuerzos solicita
y, a ritmo lento, transita
entre encinas con solera.

Una banda carroñera
de buitres negros gravita
con elegancia exquisita
sobre restos de ternera.

Una urraca bullanguera
con grave grito me pita
porque su paz gratuita
un ser extraño le altera.

Con fe sencilla y sincera
de un alma en versos perita,
tal tarjeta de visita,
te ofrezco esta flor austera.

Como abeja colmenera,
la ternura que me habita
a escribir versos me incita
a donarte miel y cera.

Mi tierna emoción romera,
que el tiempo jamás marchita,
te ofrenda esta flor escrita
de mi lírica quimera.


Hoy, la brisa volandera
mis emociones concita
y el recuerdo resucita
de aquella infancia primera.

Con fe infantil y fiestera
de aquella etapa bonita,
Te esperé en la Cruz Chiquita
sobre materna cadera.

Y ya en época mocera
a la sombra de tu ermita,
con su portal por garita,
me alivié mi solanera.

Era el tiempo de la era
cuando el labrador imita
la labor más favorita
de la hormiga temporera.

Siempre del padre a la vera,
siempre a su sombra bendita,
le di mi ayuda expedita
en su labor cosechera.

Hoy, suplicarte quisiera
-ser Madre de Él te acredita-
que el mal del mundo remita
y engendre una nueva era.

De esta vida lastimera,
libéranos, Virgencita,
del odio que el mundo agita
tal violenta ventolera.

Frena esta loca carrera
que al humano precipita
en crueldad tan infinita
donde supera a la fiera.

Detén esta torrentera
de sangre que nos vomita
un terrorismo cainita
que empapa la Tierra entera.

Forja una férrea frontera
a esta vida sibarita
que todo lo supedita
a la dicha más somera.

Ten piedad de esa patera
con gente que nos visita
porque tiene el alma ahíta
de desespero en su espera.

Sacude esa modorrera
en que tanto ser dormita
con tanta droga maldita
de euforia tan lisonjera.

A la sombra de esta higuera,
te prometo, Virgencita
de los Hitos, otra cita
en vacación venidera.

Una mañana cualquiera
de agosto, vendré a tu ermita
para hacerte otra visita
por la recta carretera.



WENCESLAO MOHEDAS RAMOS
JARAICEJO, AGOSTO, 2007

VETO A UN VATE ( SONETILLO )

Yo no te entiendo, poeta,
aun hablando el mismo idioma,
ni sé si en serio o en broma
o escribes bajo receta.

Por tu postura de esteta,
obras tal voraz carcoma
que come el punto, la coma
y hasta el sentido… por dieta.

Si es en broma, ya me abruma
tanta falta de respeto
que por tu pluma rezuma.

Si es en serio, te prometo
que, si no aventas tu bruma,
mi voto es para tu veto.

lunes, 28 de junio de 2010

MÁS HOMBRÍA

Por encima del hombro, va la hombría,
en la corva oquedad de la cabeza,
no en los bajos del vientre, en esa pieza
que nos cuelga en la zona más umbría.

No se mide la humana varonía
por razones de forma o de firmeza
de un pingajo que pende con pereza
y "se apene" y se encoja cada día.

No hay razones de sexo ni argumento
que confirme con firme fundamento
predominio del fálico "penacho".

Es más hombre quien tiene más talento,
quien se empapa en saberes sin empacho
y mantiene en su mente un buen despacho.

TE HAS GASTADO TU TIEMPO TONTAMENTE

Te has gastado tu tiempo sin un fin, tontamente,
consumiendo las horas de tu efímera vida,
tal beodo embebido en sorber su bebida
que no cuenta las copas porque ya no las siente.

Has vivido de espaldas al destino, indolente
al sentido del hombre, sin altura debida,
sólo atento al instinto de tu arcilla podrida
y a los vicios de moda que te impuso el ambiente.

Un voraz apetito de primarios placeres
ha prestado a tu cuerpo los mejores servicios,
olvidando del alma los más nobles deberes.

Y ahora llega la hora de pagar la factura
por tu vida empapada de placeres y vicios
con diarias monedas de dolor y amargura...

CORAZÓN CADUCADO

Entre pecho y espalda, prisionero,
tu corazón sin nadie, desolado,
con desgana ya late en tu costado
con un lento latido lastimero...

Sin calor amoroso, bajo cero,
ya contiene un producto caducado
porque el vino de amor ya avinagrado
ha perdido su gusto placentero.

Por la falta de tiernos tratamientos,
sin amor, emociones, sentimientos...,
ya se encuentra invadido de egoísmo.

Sólo cumple el prosaico mecanismo
de un motor que se mueve por sí mismo
sometido a primarios mandamientos.

"CARPE VITAM" ( Aprovecha la vida )

No seas mezquina, mujer,
y dale al hombre, tu hermano,
tu cuerpo joven, lozano...
para que goce a placer.

Para el hombre debe ser
manjar de primera mano
antes de que el gran tirano,
el tiempo, lo eche a perder.

Tan potente es su poder
que convierte en polvo vano
lo que fue un cuerpo galano
y el sacro altar del querer.

Ahora que estás de buen ver,
no pierdas tu vida en vano;
mira que el tiempo liviano
nos cobra siempre alquiler.

Ten sentido del deber
porque no es de buen cristriano
negarle amor a un hermano
del que tanto ha menester.

Dios te dio tu bello ser
y te puso en primer plano
para que el género humano
pudiera amarse... y crecer.

Es tu edad de merecer
pues, más tarde o más temprano,
será un festín del gusano
la que fue mujer ayer...

Jaraicejo, agosto, 2009

COMO UN EXTRAÑO

Me he sentido otra vez como un extraño
entre gratos amigos de mi infancia
porque el tiempo, en su eterna itinerancia,
nos arrastra y distancia cada año.

He querido acercarme... Tanto daño
me produce su ingrata intolerancia,
su indolente postura, su arrogancia
que ya intento imitar al ermitaño.

Con mis libros, mis versos..., me libero
de cainitas y estériles rencillas,
de su falsa amistad,¡un avispero!

Más ameno es sembrar sobre cuartillas
todo el grano que atrojo en mi granero
y meter su "amistad" entre comillas...

NO PIDÁIS QUE CULTIVE OLOROSOS JAZMINES

Todo el tiempo ganado a la noche y al ocio,
un tesoro de días, de semanas, de meses...,
en cosecha de versos sin cobrar intereses
doy a fondo perdido... ¡Qué ruinoso negocio!

Me consagro a mis versos en un fiel sacerdocio
que renuncia a placeres y soporta reveses,
soledades, silencios..., tal los serios cipreses,
y conversos con muertos..., de sus libros soy socio.

Yo desprecio el dinero... Preferí ser poeta.
No me gusta este valle de rabiosos caínes
cuya cruenta quijada se tornó en metralleta.

¡No pidáis que cultive olorosos jazmines!
Huele a humo y a muerte... ¡Se nos muere el planeta
por plantar arsenales donde había jardines!...

domingo, 27 de junio de 2010

COSECHA LÍRICA

Almacena del alma en el granero
tus mejores semillas. No prosigas
sementeras de versos. Para espigas
no es propicio este tiempo bullanguero.

Está el campo en estado lastimero
con retamas, con cardos, con ortigas...
y, si siembras, tan sólo las hormigas
colmarán con tu esfuerzo su granero.

No malverses en surcos de tus versos
tu menguada cosecha de esperanzas,
cultivando unos campos tan adversos.

Ya no es época de líricas labranzas
porque están los humanos tan inmersos
en prosaicos placeres y en pitanzas.

MUSA INSUMISA

Con mi musa, a las modas insumisa
y raíz popular y vuelo raso,
yo compongo mis versos y os los paso
sin ropajes vistosos, en camisa.

Yo renuncio a la rosa y a la risa
y al rubor de las brasas del ocaso
y a las gélidas cumbres del Parnaso
y al balsámico canto de la brisa...

Cuando escribo a mi gente, a los de abajo,
nunca visto a mis versos de etiqueta
porque van a su tajo, a su destajo...

No precisan corbata ni chaqueta,
sí un traje de trajín para el trabajo
de quitar de las caras la careta.

sábado, 26 de junio de 2010

ME MARQUÉ CON LA HOZ HACIENDO UN HAZ (1)

A la memoria indeleble y vitalicia
de mi padre, Isidro Mohedas Márquez,
un san Isidro labrador extremeño.


Me marqué con la hoz haciendo un haz
en mi tierra, un verano muy atroz
en que fui campesino muy precoz
a la sombra de un padre muy tenaz.

He vivido con todos siempre en paz
y, conmigo, en combate muy feroz
y, aunque a veces me dieron una coz,
el dolor fue mi abono más feraz.

Si yo di alguna voz más de una vez,
fue en defensa febril de mi raíz,
hondamente extremeña a toda luz.

En un mundo más negro que la pez,
no busqué falazmente ser feliz
por no hacer competencia al avestruz.

(1)Este soneto, junto con otros seis, obtuvo
el primer premio en un certamen poético
del barrio de Horta-Guinardó de Barcelona

PASEO SENTIMENTAL POR JARAICEJO

A mi querida tía Carmen Ramos Rubio

He tornado de nuevo este verano,
tal al nido leñoso la cigüeña,
a pasar mis estivas vacaciones
en contacto materno con mi tierra,
al reencuentro efusivo con mi gente,
con mi casa y las cosas que me quedan
en mi pueblo nativo, Jaraicejo,
donde tuvo su cuna mi existencia,
donde siguen muy firmes mis raíces
aferradas con fuerza a su parcela
por los lazos feraces de la sangre,
que se agarran tal verde enredadera.

He venido otra vez este verano,
como fiel golondrina blanquinegra,
a cumplir con un ético mandato
con fervor religioso de promesa,
a embeberme de savias de la encina,
a sacarme la espina de la ausencia
y sedarme su herida con el tiempo
de esta grata visita veraniega.

Una brisa de viejas emociones
me recorre por dentro, por la médula
y despierta dormidas añoranzas
de otros días felices, de otras épocas,
cuando entro en mi pueblo despoblado,
con sus casas y calles tan desiertas,
donde nada se mueve..., sólo el viento
transportando papeles y hojas secas...

Una tarde, de manos del recuerdo,
decidí recorrerme sus callejas
y sus calles calladas, solitarias,
sus rincones, su plaza con su iglesia.
Estos sitios sirvieron de escenario
de mis pasos primeros, de mis tiernas
correrías e ingenuas travesuras
y conservan mis ecos y mis huellas.
De estas calles, rincones y lugares
yo conservo en el alma una leyenda
con fragancias felices de la infancia
que, en mi ausencia, me sirven de anestesia.

Comencé por mi casa el recorrido,
epicentro crucial de mis vivencias,
santuario de mi vida peregrina
y la estrella polar de mi existencia;
dilatada, robusta, hospitalaria...,
una casa de pies hasta cabeza,
con ternuras internas de una madre
y durezas externas en sus piedras,
con dos plantas de pétreas paredes
y su patio y su pozo y sus macetas...,
con el toldo esmeralda de sus parras
y las frescas fragancias de su huerta.
Todo cabe en el seno de esta casa:
los sillones de mimbre de la abuela,
las bordadas labores de mi madre,
de mi padre las férreas herramientas;
como piezas preciadas de un museo,
con esmero protejo de las huellas
polvorientas del tiempo que las viste
de herrumbrosas y pardas vestimentas.

Aquí al lado, se erige el edificio,
tan apuesto y tan sobrio de la escuela
donde fui tan amigo de los libros
e inicié mis amores con las letras
y jugué con peonzas, con bolindres,
con estampas, con chapas de botella,
con pelotas de trapo, con botones
y juguetes de corcho o de madera...
-Agradezco , maestros, vuestro esfuerzo,
vuestro ejemplo de entrega y de paciencia;
me sembrasteis semillas culturales
y me hicisteis mi trizas la pereza-.

Como un río sin aguas, con asfalto,
aquí enfrente, la antigua carretera
es la arteria más amplia y transitada
que recorre la sangre más diversa.
Más allá, es El Calvario, donde tuve
mi pasión... amorosa, la primera,
con corona de espinas amorosas
y primeros pinitos de poeta.

Más al sur, El Ejido, que es mi barrio
y también escenario de las eras
en los meses de mieses, de la trilla
y la brega febril de la cosecha.
La mareas primarias de la hormiga
el humano emulaba en sus tareas
en continuo trasiego hacia las trojes;
sobre bestias o carros, las fanegas.
Qué lecciones de agrarias disciplinas
aprendí desde niño entre durezas
y arañazos de cardos y de abrojos
en las arduas labores veraniegas.
-Siempre estuve a tu lado, padre mío,
a tu sombra querida, tan señera,
para echarte una mano solidaria
que sirviera de alivio a tus faenas-.
Yo regué, con mi sangre y mis sudores,
la reseca epidermis de mi tierra
a manera de rústico bautizo
que, por vida, me ataba a su querencia.
Al frescor de las horas vespertinas,
comenzaba el ardor de las contiendas
de los bélicos juegos infantiles
con fragor de batallas bullangueras...
Ya no se hacen hacinas con los haces,
ni se trillan las mieses en las eras,
ni se entablan batallas infantiles
sobre alfombras de paja volandera.
Ya El Ejido, de estériles hierbajos,
se recubre tal parda vestimenta
que le teje la araña del olvido
por cubrir sus desidias y miserias.

Allí abajo, hacia el sur, el camposanto
con cenceños cipreses centinelas
que vigilan en fila a nuestros muertos,
en su puesto de guardia, siempre alertas.
Aquí tengo enterrado mi pasado,
media vida..., me queda la otra media,
y a mis seres queridos, ¡padres míos!,
cuya imagen mantengo en reverencia.

Esa calle tan larga y empinada,
cuya cuesta nos cuesta recorrerla,
es la Calle Trujillo, que conduce
hacia el centro, la plaza, casi recta.
A su izquierda, se ve Camino Viejo,
con sentido contrario, tan gemela;
por aquélla, suben vida y alegría;
por ésta, va la muerte y la tristeza;
es la calle de último paseo,
que nos dan con el traje de madera,
nuestra casa es el punto de partida
y llegada hasta el nicho como meta...

Un inmenso rectángulo es la plaza,
corazón al que llegan cuatro arterias,
con su rollo de villa como fuente
en el centro, con taza berroqueña.
Primigénita célula del pueblo,
es la zona más noble y solariega,
con su casa obispal, su ayuntamiento,
el castillo y la iglesia gigantesca.
El granito, la piedra y el ladrillo
fraternizan en formas de la iglesia,
de robustas paredes centenarias
que le dan sensación de fortaleza.
Con su cara al poniente, la fachada
principal se presenta tan soberbia
con dos arcos gemelos en su pórtico
que, en rotunda columna, se sustentan.
Ventanales, escudos, hornacinas,
rosetón, balaustradas... la ornamentan
y le aportan un porte portentoso
de una sobria esbeltez y de nobleza.
Al costado derecho, existe un arco,
coronado en su cumbre con almenas,
y una esbelta y secreta galería
comunica la iglesia con viviendas;
son dos altos, robustos pasadizos
que sirvieron de paso y de defensa
de preclaros prelados religiosos
en su etapa de estancias veraniegas.
Esta arcada era puerta principal
y la entrada más bella y más directa
a la plaza, de forma controlada
por vigías en épocas pretéritas.
Con frontón y columnas adosadas,
existió entre los arcos otra puerta,
que se encuentra cerrada a cal y canto
por el “corpore insepulto” de una reina.
A la espalda del templo, hay otra entrada
con frontón y columnas berroqueñas
y los restos ruinosos de un convento
y, más tarde, casona solariega.
Era el templo un poblado microzoo
con palomas, murciélagos, cigüeñas,
con lechuzas, vencejos, golondrinas
y las fúnebres chovas vocingleras.
¡Qué revuelo de aves en bandada,
despegando de aleros y de grietas;
qué alboroto volátil de pitidos
de sus picos, tal cánticos de guerra!
Escuadrillas rasantes de vencejos
de acrobacias tan raudas y guerreras
y, en versátiles vuelos, los murciélagos
de ultrafino radar en sus orejas;
escuadrones siniestros de la muerte
que a sus presas cazaban por sorpresa:
mariposas, moscones y mosquitos,
en cruzadas nocturnas y violentas.
Un ejército de bélicos muchachos,
pertrechados de palos y de piedras
disparaba sus rudos proyectiles
a las fuerzas aéreas, siniestras.
Esta tarde, la plaza está vacía,
sin los niños, sin aves bullangueras;
un silencio mortal, de cementerio,
tal sudario, la cubre de tristeza.
-Una noche de invierno muy oscura,
en la plaza y en fiestas navideñas,
una bella pastora, junto al templo,
aceptó ser mi esposa y compañera...-

Ya me encuentro en la calle más antigua,
la hipotética arteria primigenia,
con sus casas vetustas, seculares,
cuyo nombre es la Calle Talavera..
Una casa de éstas fue la cuna
-la de escudo con águila bicéfala-
de la ilustre beata María Luisa
de Carvajal, poeta y misionera.

Más arriba, se hallaba... el Santo Cristo,
atalaya de fábrica mudéjar,
donde puso sus pies el “Santo Oficio”
para hacer sus faenas tan funestas...
Gigantesco templete de ladrillos,
con sus arcos y su esbelta silueta,
vigilaba los hondos horizontes
sobre el lomo rojizo de La Mesa.
Pero el tiempo fue juez de su pasado
y dictó fatalmente su sentencia:
una pena de muerte tan rotunda
que ni existe señal de su existencia...

Más allá de la plaza, el otro barrio,
la mitad, más o menos, La Ribera,
con callejas angostas y empinadas
por hallarse de un valle en la ladera.
Este barrio ha perdido tanta sangre,
la más joven, fecunda, aventurera,
que los turbios suburbios de las urbes
absorbieron tal viles sanguijuelas.
Sólo ancianas de luto se divisan
en sus calles, sentadas a las puertas,
fabricando sus flores de colores,
de los níveos manteles en la tela.
¡Ay, me duelen tan hondo estas ancianas
solitarias, con negras vestimentas,
que anestesian, bordando esos manteles,
el dolor espinoso de la espera...!

Aquí acabo extenuado el recorrido
de mi pueblo por calles y callejas,
con el alma empapada de emociones,
con raíces más firmes y más frescas.

Otro agosto, he llegado, pueblo mío,
a mi cita filial y veraniega
para estar en tu grata compañía
y escribirte unos versos como ofrenda;
a pasar con tus hijos, mis hermanos,
vacaciones festivas, placenteras,
a regarnos recíprocos recuerdos
y lavarnos del alma las tristezas.
He acudido a encontrar en tu regazo
una paz y una dicha verdaderas
para el alma cansada de distancias,
de sentirse en la ausencia forastera,
a buscar una prenda, la alegría,
que perdí no sé dónde con certeza,
pero debe de estar por los cajones
de un armario, de un cofre, de una mesa...
Y, por ser nuestras Fiestas del Rosario,
he vestido el balcón con la bandera
y he compuesto estos versos con ternura
por sentirme hijo tuyo y tu poeta.


JARAICEJO, AGOSTO, 1997

A NADIE NADA LE DEBO

A nadie nada le debo
porque os doy más que me dan;
con mi sudor pago el pan,
el grato vino que bebo
y el total de mi albarán.

Con sobriedad, sobrellevo
mi vida en lírico afán
y sigo mi propio plan,
buscando un camino nuevo
sin temor al qué dirán.

Entre trabas, yo me atrevo
a escribir versos que van
del corazón de este adán
al pueblo que siempre llevo
conmigo tal talismán.

A las nubes, no me elevo
porque no soy un donjuán,
ni hago galas de galán,
mas siento efecto placebo
de mi alma en el desván.

Si alguna vez me sublevo
por patadas de un patán
por no ser clon de su clan,
con mis versos le repruebo
su condición de alacrán.

Y, sin pausa y sin relevo,
mi loco y lírico afán
me arrastra tal huracán
a escribir cuando compruebo
en mi entorno algún desmán…

Jaraicejo, agosto, 2009

FÁBULA REBAÑEGA

" Había una vez
un lobito bueno
al que maltrataban
todos los corderos"

José Agustín Goytisolo.
poeta español.


Por salirme del rebaño
a buscar mis propias sendas
para hallar nuevos parajes
sin hollar y sin malezas,
un terreno placentero
de praderas más amenas
regadas por claros ríos
tal sus fértiles arterias
y alejarme del redil
de la masa rebañega,
los pastores lugareños
me tildan de oveja negra,
una oveja descarriada
que bala en versos sus quejas
que ya el rebaño no escucha
por congénita sordera.

Del hatajo amodorrado
me aparto por diferencias
en el sentir, el balar
y el pensar con la cabeza.
Los hatos van cabizbajos,
mirando sólo la hierba
por lograr buenos bocados
y sólo en su pienso piensan;
una vez plena su panza,
borreguilmente se alegran,
balan, brincan, se solazan…
para espantarse sus penas.
Conducido por pastores,
el rebaño pastorea
los pastos de la campiña
bajo vigilancia férrea,
ayudados por mastines
dispuestos a usar la fuerza
si alguna res del redil
se va lejos de la cerca.

Yo prefiero ir cabizalto
por mirar a las estrellas
a ver si, en mi oscura noche,
alguna de ellas me orienta
y hallo senderos no hollados
que me lleven a otras tierras
de nuevos pastos que alivien
las milenarias anemias.
Renuncio a rancias costumbres,
avinagradas, acedas,
tan reacias al progreso
por mirar hacia otras épocas;
nos llevan a un conformismo
castrante, de complacencia
y nos dan humos… sin llama
que anubarran las conciencias.
A esas rutas rutinarias,
marcadas por tantas huellas
de gregarias transhumancias,
prefiero angostas veredas
para subir a las cumbres
entre frondosa arboleda
y así balar con altura
de miras…, desde las peñas
y, allí, poder meditar
bajo alguna sombra fresca,
entre balsámicas brisas
que mi mente me despejan;
en soledad absoluta,
me voy poblando de ideas
con que compongo balidos
bajo forma de poemas.

Mas al lanudo tropel
parece que le molesta
que yo dedique mis ocios
al cultivo de las letras.
Piensa que soy peligroso
por esta afición perversa
de escribir versos adversos
a tradiciones señeras,
de cultivar la cultura,
que enriquece la existencia
y ensancha los horizontes
más allá de la materia,
de sembrar mis inquietudes
en las límpidas parcelas
del papel por despertar
tantas dormidas conciencias
y pretender redimir
de culturales carencias
a convecinos congéneres
con una actitud fraterna
y dejar, en testimonio
de amor, mi herencia libresca
por si sirviera a mi gente
de benéfica receta.


A tanto amor sin desmayo,
a tanta cordial querencia,
a tantos nobles afanes,
a tanta lírica siembra,
responden con actitudes
de una indolencia chulesca
y con balidos de infamia
por indigna recompensa.

Tengo en las trojes del alma
almacenada una ubérrima
cosecha de desengaños,
desprecios, maledicencias…
Un tribunal pastoril
me ha condenado a la pena
de distancia y de silencio
en severa cuarentena;
teme que exista un contagio
de mi lírica demencia
y toda la prole ovina
sufra una funesta histeria
y despierte de sopores,
seculares, de su siesta
tras siglos de “pan y circo”
en una nefasta fiesta.

Por salirme del rebaño
a buscar mis propias sendas,
aunque les doy blanca leche,
me tildan de oveja negra.


Jaraicejo, agosto, 2008

MALDITA SEA LA BOCA QUE DIFAMA

Maldita sea la boca que difama
con su pérfida lengua viperina
y emponzoña una honra cristalina
con la baba viscosa que derrama.

Por perfidia satánica, programa
mancillar con negror de tinta china
en perversa función luciferina
la blancura y pureza de una fama.

Es de un ser sin talento y sin talante
esa boca que corta tal cuchilla
el derecho al honor de un semejante.

Tan experto perito es en rencilla
y ha llegado a tal grado degradante
que su estéril tarea es de polilla...

SOLEDAD SOLIDARIA

Yo esperaba el laurel, pero fue el cardo
lo que obtuve del lírico cultivo,
ingrato premio del solar nativo
por tributo a su tribu de este bardo.

Nunca supe el porqué de este bastardo
tratamiento de acoso y de derribo
si pagué con amor, en afectivo
y me sirven mis libros de resguardo.

Por sentirme distinto, estoy distante
de ese modo de vida tan gregario,
un redil de rutinas tan castrante.

No me importan mi cruz ni mi calvario
porque el verso me sirve de sedante
y me siento, aunque solo, solidario.

NOCTÍVAGOS

Van de noche, en jauría, tal los lobos
por impulsos primarios de insensatos,
sometidos a etílicos mandatos
a beberse sus babas como bobos.

De soberbia ya inflados como globos.
por cegatos mentales, mentichatos ;
sólo buscan “ pasarse” … buenos ratos
en estratos mentales de bonobos.

Con abusos de vasos y de besos,
se fabrican sus falsos paraísos
donde adoptan posturas de posesos.

A sus modas sin modos tan sumisos
que, en sus rostros, ya hay rastros bien impresos
de una vida que toma malos visos.

UNDÉCIMO MANDAMIENTO

Por cumplir con un sacro imperativo
que me impulsa al solar de nacimiento,
como undécimo y nuevo mandamiento,
con ternura retorno al lar nativo.

Allí encuentro ese caldo de cultivo
tan propicio al recuerdo, al sentimiento...
y allí sedo el dolor, el desaliento
de habitar en la ausencia tal cautivo.

Con el alma a destajo, insatisfecha,
en mi patrio terruño, cada día,
me dedico a mi lírica cosecha.

Mas no sé si mi esfuerzo y mi porfía
a mis gentes les vale y aprovecha,
si merece la pena... o la alegría.