No me mueven motivos mercantiles
al cultivo de versos..., el dinero
no cotiza en mi vida ni un entero
ni me atraen sus brillos señoriles.
He ganado –os confieso- muchos miles...
de palabras, de ideas... y un reguero
de amistades que me hace placentero
mi camino con temas más sutiles.
No me inquietan cuestiones pecuniarias
cuando siembro cosechas de poesía
en mi horas de oro, extraordinarias.
Porque el verso no es grata mercancía
de vender con ganancias millonarias...
¡No sufraga ni el pan de cada día!
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