Nuestro mundo - ¡ya inmundo! – se abarroca,
se enrevesa y retuerce tal zarcillo;
nos transforma en difícil lo sencillo
y lo puro en impuro nos trastoca.
Nada ocupa su sitio en esta loca
mezcolanza vivaz de mercadillo,
donde todo es febril batiburrillo
y se vende y se compra de bicoca.
Una red de mafiosos mercaderes,
tan expertos peritos en falacia,
nos programa la vida, los placeres...,
Su falaz y funesta plutocracia
manifiesta desprecio hacia los seres
y les cobra por precio la desgracia.
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