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domingo, 29 de abril de 2012

POETA EXTREMEÑO


   Vocación de cigarra resignada,
solitaria cantando en el rastrojo,
tornando en canto su rabioso enojo

para dar su tristeza por curada.

   Para olvidar la pena por su nada,
va formando sus versos, un manojo

de humildes ilusiones…, el despojo

de una inmensa esperanza desgastada.

   ¿Es inútil su canto y canta en vano?
¿Desgarra inútilmente su garganta

sin encontrar un corazón hermano?

    ¡No es inútil su canto porque espanta
la pena que recibe por lo humano,

ahuyentando su pena cuando canta!


   

viernes, 13 de abril de 2012

VACACIONES AGOSTEÑAS

(ESTAMPA POPULAR EXTREMEÑA)

Vacaciones agosteñas:
tras sus urbanas rutinas,
retornan tal golondrinas
nuestras gentes extremeñas
fieles a tierras de encinas.

Su destino tan esquivo
dictó severa sentencia
y les condenó a la ausencia
del patrio suelo nativo
con carencias de querencia.

Libres de esclavas labranzas,
labrando tierras ajenas
con menos panes que penas,
más esperas que esperanzas
y manos de callos llenas.

Fueron a probar fortuna
por dar un vital viraje,
ennoblecer su linaje
y ensalzar su humilde cuna,
pagando en pena un peaje.

Ya sus suelas pisan suelo
de regiones aledañas
donde se sienten extrañas
y un continuo desconsuelo
suele arañar sus entrañas.

Pueblan los grises suburbios
entre afanes y fatigas,
lejos de encinas, de espigas…
y, en esos sitios tan turbios,
son laboriosas hormigas.

En ese inhóspito ambiente
de gases, ruidos, histeria…
de la impura periferia,
ya se halla la paz ausente
y presente, la miseria.

Por eso, tornan felices
al sano ambiente aldeano
a sedar su estrés urbano
y a regarse sus raíces
por un sentimiento arcano.

Vuelven a echar un vistazo
a sus rincones queridos
y hacer ciertos recorridos
hechos del paterno brazo
en tiempos ya preteridos.

Por un ancestral misterio,
hacen su estival visita,
como el romero a su ermita,
porque, allí, en el cementerio,
con sus muertos tienen cita.

Como una humana marea,
en tenaz perseverancia,
tornan a su estiva estancia
por rastrear en su aldea
restos y rastros de infancia.

Porque aquí está su epicentro
vital, punto de partida
de su itinerante vida
y feliz punto de encuentro
con tanta gente querida.
* * *
Cuando marca el calendario
la mitad del mes augusto.
el pueblo, de rostro adusto,
toma aspecto extraordinario
por dar a su gente un gusto.

Son las fiestas patronales:
dos eufóricas campanas
citan a gentes cristianas
con sus broncíneas señales
a misiones parroquianas.

Misa Mayor…, luego mesa
que prepara el consistorio
con nutricio repertorio
donde la masa hace presa
con bullanguero jolgorio.

Después, adoran a Baco
y se vacunan con vino,
rojizo zumo divino
que, en ritual dionisiaco,
les hace perder el tino.

Ante el altar de la barra,
otros pierden la cabeza
bebiendo con gran largueza
la rubia cerveza en jarra
y así trizar su tristeza.

Entre etílicos sopores
y tanta profusa ingesta,
de comida, van a siesta
para sedar sus ardores
y seguir frescos la fiesta.
* * *
En su ecuador ya la tarde,
hay procesión con ofrendas
donde el pueblo da por prendas
a su Patrona un alarde
de dulcería en prebendas.

Roscas, floretas, pestiños,
cristiones y piñonate…,
un meloso escaparate
para mayores y niños,
¡delicias para el gaznate!

La fiesta pierde el decoro
cuando el pueblo se solaza
en una portátil plaza
donde el hombre con el toro
se apuesta todo a una baza.

Del “pan y circo” es reflejo
este festejo sangriento
que inflige un vil sufrimiento
a un animal que es espejo
de arrojo y temperamento.

Aplaca el calor la noche
y corre una fresca brisa;
es la propicia premisa
para poner un buen broche
con cena rica y precisa.

Una inmensa Luna llena,
carirredonda y pecosa,
alumbra con luz lechosa
la bulliciosa verbena
con su actitud generosa.

Un histérico avispero
es la plaza: gritos, voces
y estruendosos altavoces
que, en su loco desafuero,
nos dan sus fónicas coces.

La orquesta a bailar convoca
con coplas ya tan añejas
que las maduras parejas
danzan al ritmo que toca,
dando saltos tal conejas.

En jarras, vasos, botellas,
bebe sedienta la gente
y le animan el ambiente
cuatro aspirantes a estrellas
con su música estridente.

Con un lenguaje procaz
y una postura cerril,
pasa un tropel moceril
en una euforia falaz
de garrafa o de barril.

Con su boca ya reseca
por la etílica resaca
por su febril toma y daca,
va el grupo a la discoteca,
haciendo gran alharaca.

Como babosa su estela,
nos deja tras sí su baba
esa juventud esclava
del cubalibre y que anhela
vivir – beber- de caraba.
* * *
Tan cangilones de noria,
pasan de agosto los días,
las fiestas y las orgías
cuya efímera memoria
da más penas que alegrías.

Ya es la fecha de partida
de esa Extremadura errante
que soportó su transplante
a otras tierras de acogida
del patrio suelo distante.

Tantos miles de extremeños
que dejaron a sus manes
por buscar peces y panes
y unos son neomadrileños
y otros, nuevos catalanes.

Su corazón dividido
ama de forma imparcial
a su terruño natal
y, por ser agradecido,
a su patria laboral.

Empieza el triste proceso
de forma un tanto discreta
de preparar la maleta
para el ingrato regreso
que tanto angustia al poeta.

De su hogar cierran la puerta
con cerrojo y cerradura
y una angustiosa amargura
supura su herida abierta
al partir de Extremadura.

Se queda solo, sombrío
el pueblo; sus calles, mudas;
papeles y hojas menudas
con que juega a su albedrío
un viento de formas rudas.

Y un silencio dolorido,
sepulcral, de camposanto,
pone una nota de espanto
por los hijos que han partido
a otra parte con su encanto.

Mas les queda la esperanza
a estas gentes extremeñas
tornar a tierras sureñas,
tras un año de añoranza,
a sus fiestas agosteñas.



miércoles, 11 de abril de 2012

DEDICATORIA

 (A Extremadura y a los extremeños)

Me exprimí el corazón y la memoria
y nacieron mis versos, tan humanos,
los planté en el papel con estas manos
para honrar a mi tierra y a su historia.

A ella van dedicados, a su gloria
y a sus hijos amantes, mis hermanos,
porque quiero que estén siempre cercanos
mi corazón y el suyo…¡Qué victoria!

¡Cuántos trozos de vida, cuánto empeño,
cuánta humilde esperanza insatisfecha,
cuántas horas robadas a mi sueño…

dediqué a cultivas esta cosecha,
estos versos de amor por lo extremeño!
¡Me daré por pagado si aprovecha!