Que no tienen altura literaria
estos versos sembrados a destajo,
los gangosos graznidos de algún grajo
me anunciaron de forma lapidaria.
Que no sigo la moda estrafalaria
de escribir en las nubes... y me bajo
a la altura del pueblo tallibajo
mentalmente de anemia milenaria.
Por conciencia social y por mi cuna,
yo no puedo cantar a la azucena,
a la rosa, a la estrella o a la luna...
Comprended mi postura y mi poética:
¡mi poesía se siente tan terrena
que desprecia la estética por ética!
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