Te has gastado tu tiempo sin un fin, tontamente,
consumiendo las horas de tu efímera vida,
tal beodo embebido en sorber su bebida
que no cuenta las copas porque ya no las siente.
Has vivido de espaldas al destino, indolente
al sentido del hombre, sin altura debida,
sólo atento al instinto de tu arcilla podrida
y a los vicios de moda que te impuso el ambiente.
Un voraz apetito de primarios placeres
ha prestado a tu cuerpo los mejores servicios,
olvidando del alma los más nobles deberes.
Y ahora llega la hora de pagar la factura
por tu vida empapada de placeres y vicios
con diarias monedas de dolor y amargura...
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