Me he sentido otra vez como un extraño
entre gratos amigos de mi infancia
porque el tiempo, en su eterna itinerancia,
nos arrastra y distancia cada año.
He querido acercarme... Tanto daño
me produce su ingrata intolerancia,
su indolente postura, su arrogancia
que ya intento imitar al ermitaño.
Con mis libros, mis versos..., me libero
de cainitas y estériles rencillas,
de su falsa amistad,¡un avispero!
Más ameno es sembrar sobre cuartillas
todo el grano que atrojo en mi granero
y meter su "amistad" entre comillas...
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