A mi estimada amiga, paisana y vecina,
María González Toro, por su generosa
amistad.
“ Virgen Pura de los Hitos
de Torrejón caminera,
de San Blas eres vecina
y de Jaraicejo , Reina”.
(…)
( Copla popular de Jaraicejo)
Por la recta carretera,
yo voy del pueblo a la ermita
donde la Virgen Bendita
de los Hitos siempre espera.
Con la brisa mañanera
y el alma limpia y contrita,
yo voy ferviente a la cita
Contigo, Virgen señera.
Mi bici, fiel compañera,
mis esfuerzos solicita
y, a ritmo lento, transita
entre encinas con solera.
Una banda carroñera
de buitres negros gravita
con elegancia exquisita
sobre restos de ternera.
Una urraca bullanguera
con grave grito me pita
porque su paz gratuita
un ser extraño le altera.
Con fe sencilla y sincera
de un alma en versos perita,
tal tarjeta de visita,
te ofrezco esta flor austera.
Como abeja colmenera,
la ternura que me habita
a escribir versos me incita
a donarte miel y cera.
Mi tierna emoción romera,
que el tiempo jamás marchita,
te ofrenda esta flor escrita
de mi lírica quimera.
Hoy, la brisa volandera
mis emociones concita
y el recuerdo resucita
de aquella infancia primera.
Con fe infantil y fiestera
de aquella etapa bonita,
Te esperé en la Cruz Chiquita
sobre materna cadera.
Y ya en época mocera
a la sombra de tu ermita,
con su portal por garita,
me alivié mi solanera.
Era el tiempo de la era
cuando el labrador imita
la labor más favorita
de la hormiga temporera.
Siempre del padre a la vera,
siempre a su sombra bendita,
le di mi ayuda expedita
en su labor cosechera.
Hoy, suplicarte quisiera
-ser Madre de Él te acredita-
que el mal del mundo remita
y engendre una nueva era.
De esta vida lastimera,
libéranos, Virgencita,
del odio que el mundo agita
tal violenta ventolera.
Frena esta loca carrera
que al humano precipita
en crueldad tan infinita
donde supera a la fiera.
Detén esta torrentera
de sangre que nos vomita
un terrorismo cainita
que empapa la Tierra entera.
Forja una férrea frontera
a esta vida sibarita
que todo lo supedita
a la dicha más somera.
Ten piedad de esa patera
con gente que nos visita
porque tiene el alma ahíta
de desespero en su espera.
Sacude esa modorrera
en que tanto ser dormita
con tanta droga maldita
de euforia tan lisonjera.
A la sombra de esta higuera,
te prometo, Virgencita
de los Hitos, otra cita
en vacación venidera.
Una mañana cualquiera
de agosto, vendré a tu ermita
para hacerte otra visita
por la recta carretera.
WENCESLAO MOHEDAS RAMOS
JARAICEJO, AGOSTO, 2007
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