Es costumbre común en el ingrato,
por falta de talento y de talante,
portarse de una forma por delante
y de otra por detrás, por doble trato.
Por miopías mentales de insensato,
no valora el favor de un semejante
y su cara, careta de farsante,
nos confirma su anímico sustrato.
Yo no sé que fanática perfidia
le socava por dentro tal carcoma
a rabiosos mordiscos, por la envidia.
Sólo sé que su mundo se desploma
al morderse a sí mismo en su desidia
y su vida ya es gris y sin aroma...
Como siempre bonito y acertado.
ResponderEliminarUn saludito
Hola,mi estimada y fiel amiga Manuela; muchas gracias por esta nueva visita y por tu escueto y grato comentario.Me alegro de que te gusten mis poemas.Saludos cordiales y amistosos de tu amigo
ResponderEliminarWenceslao Mohedas Ramos
Jaraicejo (Cáceres) / Barcelona