Madre , se ha muerto padre una mañana
de marzo, veintinueve, primavera;
se obstruyó su sangrienta torrentera
que regaba su vida , tan lozana.
De sembrar ya cansado en la besana
de esta vida en injusta sementera
y ha querido sembrar su verdadera,
su más propia semilla y más humana.
En el último surco, habló conmigo
de ese viaje a región desconocida...,
del ferviente deseo de ir contigo.
¡Y se fue !... sin la herida de la vida,
para siempre a tu lado; fue testigo
tu hijo único que te ama y no te olvida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario