Te apartan a la izquierda como un cero
porque sobran obreros de la cuenta
que echó el latifundismo y ya no renta
el humilde sudor de un jornalero.
Te condenan a un paro lastimero,
ya tu cuerpo no sirve de herramienta
y su fértil sudor ya no alimenta
la avaricia voraz de un usurero.
Todo está programado: la codicia
de unos cuantos que tienen en su mano
el dinero, la tierra y tu destino…
Y te dejan parado en tu camino,
mutilando tu impulso más humano
con leyes que defienden su injusticia.
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