Porque cifras tu dicha en la fachada,
esclavizas tu cuerpo y lo condenas
con anillos, pulseras y cadenas
a una turbia belleza programada.
Porque tienes tu vida gobernada
por efímeras modas, te encadenas
a la oscura materia, donde apenas
tu conciencia se agita aprisionada.
Y, esclava del espejo cada día,
te inclinas con pagana reverencia
a estudiarte tu tibia geometría...
Pendiente de tu cuerpo, tu conciencia
de humanos sentimientos se vacía
¡porque sólo te inquieta la apariencia!
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