A un oscuro rincón, como colilla,
de un sedante y gustoso cigarrillo,
como sucio papel de bocadillo
te arrojaron a un paro que te humilla.
De esta forma brutal y tan sencilla,
sin manchar su conciencia y su bolsillo,
te dejaron tirado en el pasillo
de tu larga y oscura pesadilla.
La vida es movimiento y tú, parado,
sin trabajo, sin sueldo y sin horario,
viviendo por la orilla, marginado.
De espaldas al reloj y al calendario,
te sientes como un Cristo acorralado
a solas con tu cruz y tu calvario...
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