Repiques de campanas..., están de fiesta
y yo, frente a tu nicho, estoy de luto,
pagando en pena mi filial tributo
que me impuso tu muerte tan funesta.
Ante tanta pregunta sin respuesta,
mi corazón se muestra resoluto
hacia un cielo indolente e impoluto
al que escupe desprecios por protesta.
Aquí me tienes, madre, a tu querencia
-ya en el último tramo de andadura-
empapado de pena y de impotencia.
Pero sigo en mi lírica locura
por la herida sangrante de tu ausencia
que me riega recuerdos con ternura.
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