Sumida en un pasivo conformismo,
has vivido a la sombra de la espera,
esperando, servil y pordiosera,
la limosna de un triste centralismo.
Como extraño y voraz parasitismo,
han sorbido tu savia desde fuera,
sorbo a sorbo, tu sangre jornalera
condenada al dolor del servilismo.
Y suplicas limosnas y favores
extendiendo tu mano mendicante
hacia aquellos que son tus opresores.
¡Rechaza esa actitud tan humillante
que a tus hijos convierte en servidores
de un poder centralista y dominante!
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